Querido Manuel
Recibo hoy su carta tan especial que me enviara hace apenas
14 días. Pienso en cuántas cartas se habrán escrito en ese tiempo, cuántas
palabras, cuántas letras, cuánto ruido si todas ellas fueran leídas a la vez. Imagínese
el estruendo. Alguien tiene que callarse… algunos tienen
que callarse de vez en cuando. Pero ese silencio que duele, que lastima de tan
ausente, de aquél que se calla para siempre, es insoportable a veces. Otras,
necesario.
No sé cuál es el plan Manuel, ni yo mismo que estoy muerto
sé que significa la muerte ni que hay después, será que nunca me la creí, será
que Usted no me lo creyó. Quizás sea lo último. Sea como fuere, todas las
partidas son tristes, pero es necesario pensarlas como eso que son, partidas, y
nada más. Todos hemos de partir alguna vez. Lo único que podemos hacer para
sentirnos mejor, es vivir, vivir lo más que se pueda cada minuto que tenemos.
Abrazo
G.
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