Amigo
Giovanni
Bendigo a
la tecnología que quien sabe cómo trae sus mensajes del cielo con tanta rapidez
a mi casilla de correo. Bendigo nuestra amistad que ya lleva diez años de
antigüedad.
Pienso que
obligaciones lo habrán retenido allí en el cielo, allí donde la eternidad
pareciera ser enemiga de lo inmediato. Cuénteme qué tareas los distraen, me
interesa.
Es verdad
que el tiempo y su transcurso han venido ocupando mis pensamientos desde hace
unos días, diez años son más o menos tres mil seiscientos cincuenta días.
No puedo
escribir más Giovanni, tengo un cuño atravesado en la garganta, o en el corazón,
una punta que no deja de pincharme. Necesito dar un paso al costado para
prevenir el salto.
Giovanni,
Manuel necesita ser Manuel.
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