Carta para Giovani

Querido Giovani,

El tiempo pasa rápido y cada vez más cuanto más viejo estoy. Y tan es así que responder a su carta ahora retomando el tema que usted propone no tiene sentido para mí, o no me seduce. Aquello que pudiera responderle no sería lo mismo que hubiese pensado en el momento de leerla y estaría entonces faltándole a la verdad, aquélla verdad, si me pusiera a escribir acerca del olvido. O al menos siendo deshonesto con quienes fuimos.

Y acaso... qué penoso sería, mi querido Giovani, si tuviera yo que buscar indicios en su carta, puntos de partida, inspiración! Más me condujo hasta aquí (este momento que le dedico a Usted) una cierta ausencia interna que lo demanda, ese espacio que fue suyo y nadie más pudo ocupar.

Mi querido amigo Giovani... como es natural, en estos meses me han pasado muchas cosas, y gustoso le contaría acerca de todas ellas. Un año en la vida de una persona es tiempo suficiente para aprender, conocerse, e incluso cambiar aspectos de nuestra personalidad. Y es también al cabo de ese año, lapso arbitrario pero válido, que cabe preguntarnos si es que estamos mejor o peor que antes. Me río.

Pues no se lamente Giovani, estoy muchísimo mejor, ya le contaré con detalles, pero es verdad que extrañaba escribirle, saber de usted, contarle de mí. Este diálogo me hizo falta.

Culpo al tiempo, o más bien a su mala administración, culpo a las tareas por cumplir, obligaciones, compromisos, pero no culpo al olvido. El olvido es otra cosa, el olvido nada tiene que ver con el tiempo Giovani, pero sí con la voluntad. Algo de eso hay, y justamente eso es parte de las cosas que tengo para contarle en mis próximas cartas.

Reciba un fuerte abrazo de mi parte mientras espero ansioso sus novedades.

Manuel