Ante todo le diré que la elegancia no es mi fuerte. Disfruto de la cortesía, aunque me incomoda cuando es exagerada. No pretendo conseguir todo lo que me propongo, mi autoestima es bastante austera en ciertos casos y se contenta con muy poco, a mi pesar.
Leo con frecuencia y sobre todo los domingos para no tener tiempo de pensar que el día siguiente es lunes. No ostento de tener buena memoria, incluso creo que he olvidado más cosas que las que recuerdo. Intento ser fiel a mí misma casi siempre, cuando las circunstancias me lo permiten. Otras, el odio y el rencor coquetean conmigo, trato de hacerles un espacio en el cuarto del fondo, para que no se sientan desatendidos mientras me ocupo de otras cosas mas importantes. Quisiera dedicarme a la fotografía, pero he descubierto con el paso del tiempo y la frecuente inconstancia que definitivamente es un arte que no me interesa. Más me atraen la literatura y el cine.
De cualquier manera, el motivo de esta carta, más que enumerar mis preferencias, es invitarlo a Usted a mi casa para conversar. Mi invitación debería interesarle si es usted amante de las letras, la música y el rico vino. Lo de las mujeres lo doy por obvio.
Lea mis coordenadas en el dorso del sobre.
V.
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